La educación disruptiva, implica romper con lo tradicional, con
las concepciones impuestas en años de formación - o deformación - de
costumbres atendidas a los preceptos educativos que imponen una alineación
basada en el consumismo de información y no en el desarrollo o generación de
propuestas.
La visión educativa actual por parte
de los estudiantes y profesores sigue siendo alineada a los esquemas
tradicionales, debido a que el mismo sistema educativo nacional impide una
formación disruptiva, creativa, innovadora, personalizada y diferente.
Las reformas educativas llegan pero no
permean en la normativa escolar ni en la formación académica, seguimos siendo
"números andantes" que transitan por el entorno local con prospectiva
a competir con ferocidad en un entorno global que demanda competencias,
respuestas, adaptación al cambio, pero sobre todo propuestas creativas,
innovadoras y sustentables que paradójicamente son mermadas por un
sistema educativo que se resiste a cambiar, a romper para crear, a romper para
formar y a romper en la individualidad para generar la colaboración
social.
Si bien es cierto que la disrupción
implica apertura,y una rebeldía académica, cualquier docente que se precie de
serlo, intentará aplicarla y encontrará en ella una fuente interesante de
investigación educativa en el aula. Comenzando con los primeros brotes y
esfuerzos para el cambio: Los estudiantes.
La disrupción es una actitud, una motivación interna que forma parte de nuestra personalidad, solo hay que dejarla fluir.
Imagen tomada de www.freepik. es
Suelo decir que hay 3 clases de docentes
en el aula: Los que innovan, los que se adaptan y los que se resisten, sin
embargo al entrar al club de la disrupción y de los conflictos cognitivos, uno
de los principales actores y elementos que hay que incluir como
parte de los retos de la disrupción son los estudiantes.
En este sentido y con conocimiento
de causa, puedo señalar correspondientemente que hay 3 tipos de estudiantes:
Los que proponen, los que se atreven y los que se conforman,
En ese contexto y actores la educación
disruptiva tiene varios retos en el aula de clases, pero considero como
parte de mi "disrupción personal" omitirlos y centrarme en algunas
propuestas operativas para comenzar como docentes con nuestra
"rebeldía académica".
1. APERTURA MENTAL.- Si bien es cierto
"lo nuevo no siempre es lo mejor", pero es mejor intentarlo
y aprender del error para mejorar, adaptar o evitar. La apertura en tu labor docente te dará la
seguridad necesaria para la propuesta 2.
2. LABOR DE CONVENCIMIENTO.- No puedes pedir
creatividad a tus estudiantes, si no
comienzas por ti mismo. Prueba nuevos materiales, canciones, poemas, imágenes,
videos, frases, cartas, juegos, cualquier material es susceptible de ser un
recurso educativo si tienes claro el
aprendizaje a lograr y le das el enfoque respectivo.
3. CÉNTRATE EN EL PROCESO NO EN EL
RESULTADO.- Comienza a ver el proceso de formación como una oportunidad de
visualizar realmente el aprendizaje. Para “vivir y ser testigo” del proceso, puedes
abrir espacios de clase “invertida” o flipped classroom que implica darle la
vuelta a la clase. Pregúntate: ¿Es
importante la calificación en la evidencia o trabajar junto con mis alumnos
para construirla?
4. CONSENSA.- La disrupción implica romper
con lo tradicional. ¿Estás preparado para ello?. Si tu respuesta es afirmativa,
es necesario pasar a la siguiente pregunta: ¿Están preparados tus alumnos para
ello?. Difícil en algunos casos de contestar, es importante llevar el acuerdo y
el consenso con tu grupo escolar para que la disrupción no sea visto como una
labor impositiva sino como una oportunidad de aprendizaje personal y
colaborativo.
5. NO TE DESANIMES.- La disrupción, implica
hacer las cosas de manera diferente y ello puede no funcionar en todos los
grupos escolares. Recuerda que el error
es fuente de aprendizaje y que la individualidad se da no solamente en la
formación de los estudiantes, sino también en las características de los
grupos. Lo que puede ser útil en algunos puede ser contraproducente en otros.
6. COMPARTE.- La experiencia es invaluable,
pero nadie lo hace en “cabeza ajena”, por eso la investigación educativa y su
difusión son elementos invaluables para la mejora de la práctica docente
propia, en aras de la innovación y de la disrupción
Si bien el sistema educativo no cambia o entra en un proceso de
letargo e indiferencia ante la dinámica
local y global las TIC por si
mismas no son la finalidad en el
proceso formativo, y puede prescindirse
de ellas o combinarlas con medios
físicos para generar procesos cognitivos, creativos, pertinentes e innovadores.